A las 23:47 del 11 de octubre del 2008 se inauguraba el Plebeyo. Me propuse 1000 entradas como límite para su existencia. Si no me equivoco esta es la 885. Al ritmo actual, apenas publico una o dos entradas al mes - en el mejor de los casos - me quedarían varios años para cumplir la expectativa. Creo que voy a incumplir mi propuesta. Pensaba en esta tarde pasada que igual ahora - terminada una novela y sin atisbo de empezar ninguna nueva y con una serie de poemas totalmente olvidados en una carpeta en el escritorio - que podría incorporarme al Plebeyo y darle nuevas energías. Hay cosas que contar - siempre aunque no todas sean alegres - y mentiría si no reconozco que puedo dedicar algún rato - incluso una hora - a la lectura de otros blogs y a la actividad de rellenar una página en blanco.
Pero no va a ser . No. Recuerdo cada uno de estos años de múltiples maneras. Una es repasar al azar alguna de las entradas , releer comentarios y visitar a aquellos que lo hicieron. No sé si os ocurre pero es como un flash inmediato y recuerdas tal lectura, aquel comentario, aquella imagen e incluso alguna conversación. No voy a negar la importancia del Blog. Una puerta virtual que ha aportado mucha creatividad, momentos de complicidad y más de una sonrisa. He de decir que me gusta el formato, a pesar - ya comentado hasta la saciedad - que se ha visto superado por otras redes sociales. No hay nada ni malo o bueno en ello. Es una obviedad.
Hoy termino de manera oficial esta aventura. Es como desprenderse de algo tuyo, inherente hasta cierto punto a tu existencia pero que ya no genera entusiasmo. Y tampoco vamos a mantenerlo porque sí, o por un simple propósito o promesa. Creo que se merece un merecido descanso. He de reconocer que no sé muy bien lo de ocultar las entradas ¿ es necesario ? o directamente eliminarlo, por aquello de evitar arrepentimientos ¿ es grave acaso ? No lo sé. Veremos si mañana hago algo.
Las últimas palabras del Plebeyo son de agradecimiento a muchas personas que están y han pasado por aquí. La inmensa mayoría han sido amables en sus comentarios y algunos incluso ingeniosos y sorprendentes. También he disfrutado de leer obras ajenas. siempre te dejan algo, unos segundos o incluso te hacen reflexionar y corregir cosas que ni tan siquiera te habías planteado. Es por tanto una despedida, pero no triste, - ¿ acaso deben ser siempre así? - sino más bien reconfortante por haber tomado una decisión que realmente llega tarde. Tan solo hay que ver la escasa actividad registrada últimamente.
Les deseo todo lo mejor en sus vidas y en sus publicaciones - la parte visible de las mismas -
Un saludo y sean buenos - o no -