Llevo unos cuantos días pensando en jabatos. No me ha dado por pensar en las crías del jabalí, sino en su acepción más coloquial, persona valiente y luchadora. Y me ha dado por repetir que este año me he encontrado con 62 jabatos. No voy a repetir las circunstancias - de todos bien conocidas - que llevamos padeciendo durante un año y medio, y lo que quede. Habéis pasado vuestros dos años de bachillerato con todas las circunstancias en contra posibles. Me gusta mirar atrás todos los meses de junio para echar un vistazo los nueve meses anteriores, y este año lo veo borroso entre tanta semipresencialidad y mascarillas.
Recuerdo el inicio como si estuviésemos en un año experimental. Hoy tocaba venir, mañana era la otra mitad. si encima tienes a dos grupos, tan numerosos de por sí, te pasas los primeros días planificando por aquello de intentar no perderte y después que repites y repites la misma clase, te encuentras a finales de octubre con un montón de resúmenes de Roma y Al Ándalus pensando " este año no es normal. Estos resúmenes apenas necesitan ser revisados "
En noviembre aposté por volver a la normalidad de tener clases a semana completa y con el aforo establecido. También me sorprendió que a las 8 . 30 de la mañana todo el mundo se conectara. No voy a ser ingenuo. Algunos igual ni se levantaban de la cama. Daba igual. Las clases discurrían y pensaba en mis adentros: " con lo complejo que puede hacerse la edad media , lo tedioso que llegan a ser los Reyes Católicos, aquí puede haber un descalabro de altura ". Llego el final de la primera evaluación . Estaba tranquilo. Mi única inquietud era que el temario - por primera vez - iba a ser inabarcable. Íbamos lentos - al menos en mi caso - porque empezaba a ser un disfrute. La segunda evaluación empezaba con el reto de los comentarios de texto. Y tuve que plantearme una cuestión peliaguda: intentar trabajar la historia o acelerar para cubrir la historia hasta el s. XX. Opté por la primera opción y ahí está - os guste o no - lo destacable de esta materia. Lo que llamo en mis adentros "descuartizar un texto". Curiosamente no vi ninguna actitud de repulsa hacia ellos . Respeto sí, pero pronto se les cogió el tranquillo. La tercera evaluación - si bien breve - fue la del reencuentro. Con independencia del riesgo sanitario, afortunadamente os pude tener en el salón de actos durante un breve pero intenso momento. Y es una pena que no haya habido un poco más de tiempo para habernos extendido en la historia del S. XX ( esa tarea es vuestra a partir de este verano ). Y es una pena que no hubiera sido un curso entero sin amenazas sanitarias.
En definitiva quiero reconoceros - nuevamente - el trabajo que habéis realizado. Primero porque os habéis construido vuestra propia historia - nada de resúmenes del rincón del vago - y con comentarios de texto que habéis ido enriqueciendo con vuestro trabajo constante y entrega. De ahí que vuestras calificaciones concuerden a lo que uno siempre espera. Tenéis mucho mérito y no me cansaré en repetirlo.
Además, por desgracia, creo que vais a ser la última promoción en alcanzar estos hitos. La próxima ebau - si no se abandonan las propuestas que ahora mismo se plantean - incrementan el número de temas teórico, hasta 8 , y los siglos XIX y XX los convierte en meros temas de memoria al eliminar los comentarios de texto. No entraré a valorar aquí esta nueva visión del examen de historia, pero ciertamente podríais convertiros en los últimos alumnos que me tengan que aguantar.
Pero no nos desviemos. Tengo claro que en todos estos años he ejercido - según el tema - de Aníbal, Escipión - Abd Al Rhamán III, al ab han dulid lab - D. Pelayo o Enrique IV - Fernando e Isabel - Carlos V contra Francisco I, Felipe II y D. Juan de Austria, nuestros añorados y queridos Austrias menores ( Carlos II en especial ) y los Borbones en toda su dimensión: desde Carlos III y su afán de reformar todo, hasta las bellas relaciones de Carlos IV y su hijo Fernando VII. ¡ Vaya pareja !. Es irremediable omitir cualquier tipo de comentario sobre Isabel II - acerca de su mayor afición y colección de espadones - y ponerse en la piel del Almirante Topete ( caga y vete ) cuando hubo aquello de la Gloriosa. La aparición de Cánovas, Sagasta, el Regeneracionismo de Joaquín Costa, ser obrero en la Semana Trágica de Barcelona o radiar con entusiasmo desde Barcelona un golpe de estado, otro más. Me han faltado personajes - mira que lo siento para este oficio de ser actor - pero en todos ellos - siempre , de manera inevitable, de forma casi enfermiza, todos , todos ellos hablaban desde la verdadera capital del reino, desde aquel lugar donde - de manera obligatoria - tengo que ir y volver continuamente. Estoy seguro que algún día allí estaréis. Os hago un adelanto ( para que veáis que todo lo que cuento es verdad, menos algunas cosas que son exageradas ).