De la red |
Mantuve la distancia prudencial al no fiarme del ser humano. A pesar de notar la humedad de la arena de la playa, el viento limpiando cada uno de mis perfiles y el sol calentando hasta el último de mis rincones, decidí mantenerme firme en la distancia, inerte ante tsunamis y huracanes.
Sólo la pleamar me tranquilizaba, al sumergirme y ser islote en la mar océana, mientras que la bajamar me desnudaba de tal manera que me convertía en un imponente vestigio pétreo en la orilla, al alcance de cualquier desamalmada que quisiera desmontarme o en manos de quien quiera dispersarme en las semillas del amor.
Irremediablemente esta canción me lleva a lo literalmente inexplicable después de 25 años