He visto recientemente Her. La actuación de Joaquín Phoenix, fantástica, y su interacción con la voz, lástima de doblaje que impide escuchar la original de Scarlett Johansson, además de un pequeño elenco de secundarios, convierten a esta película en una de las más destacables de este año.
No contaré nada, por aquello de no destripar, pero me quedo con una serie de reflexiones:
Las imágenes, a caballo entre la enorme extensión de Los Ángeles y el futurismo vertical de Shanghai, donde el cristal, el acero y la luz de la noche, contrasta con los tonos cálidos de las personas, en sus vestidos y colores.
La temática. La necesidad de Amar y ser amado a pesar de la soledad e incomunicación que nos rodea en ese mundo tecnológico que nos rodea. Y ahí, las variables son totales: amar quien fue, amar quien pudo ser, amar al amigo, amar a pesar de ser un sistema operativo o ser un humano comportándose de manera binaria. Un gran acierto y que te permite rondar y rondar acerca de aquello tan básico, como es el Amor y su amplia posibilidad de interpretar.
Una escena llena de enorme pasión, de entrega total, y que se enmarca en un inmenso fundido en negro.
Todo un acierto, en fin. Y muy superior a aventuras espaciales.
La temática. La necesidad de Amar y ser amado a pesar de la soledad e incomunicación que nos rodea en ese mundo tecnológico que nos rodea. Y ahí, las variables son totales: amar quien fue, amar quien pudo ser, amar al amigo, amar a pesar de ser un sistema operativo o ser un humano comportándose de manera binaria. Un gran acierto y que te permite rondar y rondar acerca de aquello tan básico, como es el Amor y su amplia posibilidad de interpretar.
Una escena llena de enorme pasión, de entrega total, y que se enmarca en un inmenso fundido en negro.
Todo un acierto, en fin. Y muy superior a aventuras espaciales.