De la red |
Acaba el verano con una nueva película de W. Allen. Este octegenario presenta una lucidez que para mí quisiera a esas alturas. Nos hemos acostumbrados a calificar a sus películas del s.XXI - una cada año o año y medio - de tono medio, a excepción de su última obra maestra Match Point. Nos quedamos siempre con las maravillas de Manhattan, Annie Hall, Zelig, Misterioso asesinato en Manhattan... Pero ayer, mientras que disfrutaba de una película de genéro romántico, de sus diálogos ingeniosos, de su variedad de tramas, de su manera de colocar la cámara, de buscar una banda sonora adecuada a lo que se ve, y sobre todo del absoluto dominio para sacar lo mejor de sus actores y actrices, y lo comparas con aquellas películas que realizaron Sandra Bullock o Meg Ryan, y que versan de lo mismo - del enamoramiento y sus diferentes respuestas - y te das cuenta del abismo que existe entre unas y otras realizaciones.
Me gusta de siempre W. Allen, y la razón estriba en que realiza películas mucho más completas e inteligentes que otras que pecan de simpleza y se basan en estrellas o campañas publicitarias que te empachan con el consumo de un producto mediocre. W. Allen, con sus tropiezos y tics repetidos hasta la saciedad, convierte en guiones en imágenes que dicen algo, y convierte a los actores y actrices en estrellas, como pudieron ser Scarlett Johanson e incluso Penépole Cruz - lo único salvable en Vicky Cristina Barcelona - Atentos a Kristen Stewart y su actuación . Fue protagonista de la famosa saga de Crepúspulo. Debería solicitar que la eliminaran de esas actuaciones de jovencita abducida por vampiros adolescentes.
En fin, si vas al cine, no lo dudes y deja las películas de éxito para más adelante. Café Society no te defraudará