No hay nada más perturbador y embarazoso
Que la pérdida inesperada.
Contar con su presencia lejana
Para cimentar los sueños que adornan
La noche, el mediodía , el alba.
Es como un maligno alfiler perdido
En el pajar y sentir como rasga
La piel frágil ante la inesperada
Lanzada.
Es tan inquietante y tan triste a la vez
Que pierdes el color de toda esperanza.
No hay receta para recuperar la calma.
Tan bellos como dolientes versos.
ResponderEliminarLa esperanza viene y va, como las olas del mar… Aun cuando creemos perderla del todo, siempre regresa…
Un abrazo.
Ojalá
EliminarBesos
No hay nada contra el dolor de una pérdida... pero siempre queda el recuerdo habitando en el corazón. Nunca nos dejan del todo.
ResponderEliminarMil besitos, Oscar.
A veces no es suficiente
EliminarBesos
Qué versos más bien escritos y con unas palabras certeraqu ellegan al alma.
ResponderEliminarTe felicito.
Sensible que eres
EliminarBesos
Así es mi amigo, muy doloroso.
ResponderEliminarAbracito :)
Siempre reconfortas
EliminarBesos
No hay receta, ni siquiera el tiempo. Leerte devuelve las ganas de leer. Un abrazo
ResponderEliminarDifícil cura
EliminarBesos
Una pérdida inesperada sino nos deja desosegados. Lo bueno y necesarios, es enfrentarse a la pérdida y sobrellevarla, digo yo.
ResponderEliminarSalu2, Noelplebeyo.
No hay más remedio
EliminarSaludos
Si, cualquier pérdida
ResponderEliminarHay pérdidas y perdidas
EliminarSaludos
Toda perdida duele, pero si es inesperada, parece aun mas dolorosa.
ResponderEliminarHermosos versos.
Un beso
Lo inesperado aumenta la intensidad
EliminarBesos
Es un dolor diferente a todos los conocidos y además deja cicatriz.
ResponderEliminarBesos.
la cicatriz no es bella, habitualmente
Eliminarbesos
Somos una sucesión de despedidas y cómo duelen algunas. Me quedo aquí sentada a tu ladito, callada, que a veces no hay palabras.
ResponderEliminarUn abrazo apretao
reconfortante tu presencia
Eliminarbesos
Es como dices, Profe.
ResponderEliminarSolo te puedo dejar un abrazo grande.
Es de agradecer
EliminarBesos
No podemos vivir solos, pero la dependencia causa males peores. Entonces, ¿cómo mal vivimos?
ResponderEliminarSuerte,
J.
No es dependencia. Es cercanía
EliminarSaludos
Voy buscando esa receta por internet y nada. Si la encuentras, avísame. 😊 Besos.
ResponderEliminarleyéndote ya se nota menos. Un beso
EliminarNo hay nada para curar eso. Lo sé.
ResponderEliminarAbrazo de anís.
Mitigar, al menos
Eliminarbesos
Sólo el tiempo hace que las pérdidas sean un poco más leves.
ResponderEliminarPero no las hace olvidar.
Te mando un gran abrazo Noel
No hay que olvidar, pienso
EliminarBesos
Great post love it
ResponderEliminarGracias. Bienvenido
EliminarPaso a dejarte un achuchón que ha de ser muy duro arrancar en estos momentos con el Alma pochita
ResponderEliminarTodo es armonía. Tiene fases. Todo va bien
EliminarGracias por estar y ser
Besos
Hoy te dejo poema y un cálido abrazo.
ResponderEliminarCésar Vallejo. Los Heraldos Negros, 1918.
Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma… ¡Yo no sé!
Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
Y el hombre… Pobre… ¡pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!
magnífico
Eliminarbesos