Deuda Pendiente

En apenas cuatro jornadas, así como quien no quiere la cosa, cierro momentáneamente cinco años de mi vida, enmarcada en un instituto de educación secundaria de Cartagena.

Los cambios siempre significan avance. No cabe duda. Me esperan nuevos alumnos y compañeros, retos personales y colectivos que, a buen seguro, afrontaré con el mismo espíritu que desde hace ya 13 años llevo en esta profesión, la más bella sin duda, que es aportar un granito de valores y conocimientos a los hombres y mujeres del mañana. ( Qué nos pillen  a todos y todas confesados ¡!! )

De todos los institutos en los que estuve en Valladolid, Granada o Chiclana, salí con la sensación de haber cumplido, con creces, las expectativas con las que llegaba, y estos días, en que he revisado un montón de fotos, mías propias y de los alumnos/as, para hacer un montaje fotográfico, me he dado cuenta que probablemente tengo una deuda pendiente con los alumnos aún actuales, con muchos de mis compañeros y compañeras que han permanecido en el centro, dejándome al final un sabor agridulce de saber, que hago bien al irme, sin terminar de hacer lo correcto.

Quien sabe, ahora mismo creo firmemente que en dos años volveré para acabar lo que he dejado inacabado, y espero contar con todos, menos con los alumnos que afortunadamente vayan pasando de curso y sí finalicen su etapa educativa de la mejor manera posible.