Al Tiempo

Se había definido como un hombre comprometido con su tiempo.

Se admiraba porque aquello que se proponía, no solo lo realizaba, sino que lo finalizaba con su máxima perfección y a tiempo. Exigencia y eficacia eran su lema. A la vista de otros, era mediocre, mas nunca se quitó tiempo en rebatir tales afirmaciones.

Y de todo ello, el Big Beng como único testigo del tiempo.

Devolvió a los ciudadanos un camino atemporal hacia ellos mismos. La mayoría lo confundieron y se perdieron por senderos adyacentes. Era lo fácil.

El camino lo preparó para recorrerlo andando y sin duración prefijada, para así poder asegurarse que el retorno a la City fuese definitivo, al tiempo que resultara diferente. Muchos volvieron sin entender y afirmando ¡ Qué pérdida de tiempo !

Otros cuántos, demasiados, no supieron llegar al quedarse sin tiempo material. Se les paró el reloj a mitad de camino, mientras se lamentaban por lo que dejaron atrás.

Al alzar la mirada, el reloj siempre marcaba la misma hora para todos. Los calculadores e interesados desperdiciaron horas en pensar cuánto tiempo les sobraba. Jamás llegaron. Se perdieron en el interés de saber qué podrían obtener por el tiempo invertido.

De los que llegaron, una buena parte comentó: ¿ Y ahora qué ? No perdamos el tiempo. La impaciencia se tradujo en precipitación y no pudieron saborear lo que habían logrado. Volvieron sin el tiempo necesario para plantearse nada diferente a ser los mismos.

El, por su parte, se tomó su tiempo. Y al finalizarlo, nunca antes, y a tiempo de volver, quitó tiempo a los errores del camino, rodeos innecesarios.
Del tiempo restante, respetó ese momento atemporal diario que todos necesitamos,
Y de tiempo en tiempo, se preocupó en aumentarlo, como los años.
Dejó sin tiempo posible para el resentimiento y el rencor. Demasiado ya había gastado y el dolor nunca remitía por ello.
A la postre cuánto tiempo le quedaba, era secundario. Ese cálculo era incalculable.
Y por el tiempo efectivo, el justo, el concedido, apostó. El tiempo que empleara, por tanto, sería exprimido hasta en su último segundo. En uno de ellos, te puede visitar hasta la inspiración, y qué fatalidad sería que pasase de largo, sin el tiempo necesario para conocerse.