
Rara vez pensaba en cosas trascendentales. Su vida bien podía resumirse en pocas cosas: trabajo, televisión y alguna dosis de sexo, alcohol, o ambas cosas, según evolucionara el fin de semana.
Su trabajo en el Consulting le llevaba gran parte del día. Por la mañana observando la evolución del mercado, mandando directivas a las distintas oficinas de su zona de inversión, y a media mañana reunión con su equipo, a fin de plantear futuras estrategias. Comida en un Fast food, rara vez acompañado, y por la tarde, comprobaba si las expectativas de la mañana se habían cumplido, para trasladarlas a sus despreocupados clientes, y eso sí, a las 19.00 ,como colofón del día, se reunía con su secretaria, para que se anotaran las tareas del día siguien
te.
Tenía las cosas muy claras, en diez minutos dejaba todo cerrado, hasta esa tarde, cuando su secretaria, según apuntaba en la agenda datos, citas y números, perdía la compostura con una brillante lágrima que recorría sinuosa el camino de sus ojos a su boca. No tardó en recomponerse y con un hueco perdón parecía dejar zanjado aquel suceso. Sin embargo, él, más por educación que por devoción, le preguntó: " ¿Te ocurre algo ? "
Aquella tarde el partido de la Champions dio paso a un café tardío, la frugal cena de fruta y cereales se sustituyó por unas tapas en los viejos bares del casco antiguo, y la noche comenzó en un Pub que ni Clara y Roberto conocían, pero que les pilló de camino a ninguna parte en concreto.
La mañana siguiente fue diferente a las demás. Un cataclismo se estaba produciendo. La bolsa caía un diez por ciento, el banco principal donde operaban se había declarado en quiebra, y uno tras otro de sus inversores llamó para anunciar que retiraba de inmediato sus fondos, justo antes que la avería del ADSL quedara incomunicada la oficina, ajena al definitivo Crack. A pesar de que Roberto intentó mantener la calma, apenas probó bocado en la comida, y tras corroborar que todas sus inversiones se habían disuelto en un océano de tiburones financieros que habían huido ante el pánico, mantuvo, pese a todo, el ritual de reunirse con su secretaria, eso sí, un poco más tarde, a las 20.00. El día había sido muy largo. Y Clara, con la PDA en la mano, y tras haber anotado que el lunes se trataría como único punto de trabajo, la disolución del Consulting, contempló la mirada perdida de Roberto y le dijo:
" Conozco un Pub, en el centro, y que es ideal para tomar una copa tranquilos ".
Roberto recuperó bruscamente la conciencia y con un tono mezcla de rabia, impotencia y desesperación respondió: " ¿ Y qué vamos a celebrar, Clara, tu próximo despido ? "
Y ella poniéndose el abrigo, y sin retirar la mirada le dijo con una sonrisa: " Que ayer gané a un amigo "
Su trabajo en el Consulting le llevaba gran parte del día. Por la mañana observando la evolución del mercado, mandando directivas a las distintas oficinas de su zona de inversión, y a media mañana reunión con su equipo, a fin de plantear futuras estrategias. Comida en un Fast food, rara vez acompañado, y por la tarde, comprobaba si las expectativas de la mañana se habían cumplido, para trasladarlas a sus despreocupados clientes, y eso sí, a las 19.00 ,como colofón del día, se reunía con su secretaria, para que se anotaran las tareas del día siguien

Tenía las cosas muy claras, en diez minutos dejaba todo cerrado, hasta esa tarde, cuando su secretaria, según apuntaba en la agenda datos, citas y números, perdía la compostura con una brillante lágrima que recorría sinuosa el camino de sus ojos a su boca. No tardó en recomponerse y con un hueco perdón parecía dejar zanjado aquel suceso. Sin embargo, él, más por educación que por devoción, le preguntó: " ¿Te ocurre algo ? "
Aquella tarde el partido de la Champions dio paso a un café tardío, la frugal cena de fruta y cereales se sustituyó por unas tapas en los viejos bares del casco antiguo, y la noche comenzó en un Pub que ni Clara y Roberto conocían, pero que les pilló de camino a ninguna parte en concreto.
La mañana siguiente fue diferente a las demás. Un cataclismo se estaba produciendo. La bolsa caía un diez por ciento, el banco principal donde operaban se había declarado en quiebra, y uno tras otro de sus inversores llamó para anunciar que retiraba de inmediato sus fondos, justo antes que la avería del ADSL quedara incomunicada la oficina, ajena al definitivo Crack. A pesar de que Roberto intentó mantener la calma, apenas probó bocado en la comida, y tras corroborar que todas sus inversiones se habían disuelto en un océano de tiburones financieros que habían huido ante el pánico, mantuvo, pese a todo, el ritual de reunirse con su secretaria, eso sí, un poco más tarde, a las 20.00. El día había sido muy largo. Y Clara, con la PDA en la mano, y tras haber anotado que el lunes se trataría como único punto de trabajo, la disolución del Consulting, contempló la mirada perdida de Roberto y le dijo:
" Conozco un Pub, en el centro, y que es ideal para tomar una copa tranquilos ".
Roberto recuperó bruscamente la conciencia y con un tono mezcla de rabia, impotencia y desesperación respondió: " ¿ Y qué vamos a celebrar, Clara, tu próximo despido ? "
Y ella poniéndose el abrigo, y sin retirar la mirada le dijo con una sonrisa: " Que ayer gané a un amigo "
Aquí el "contigo pan y cebolla" adquiere un sentido especial. ¿Lanzarse por la ventana del piso 37 y estampar los sesos en el frío pavimento?... Cuando el hombre se queda sin un céntimo se caga en todos sus putos muertos pero luego valora más las cosas, y descubre que de las cositas más sencillas surgen los afectos y valores más grandes.
ResponderEliminarTu historia está muy bien narrada, con un final agridulce pero esperanzador, tipo novela negra con colores de cine.
¡Un abrazo!
Lo positivo en medio del caos. Abrazos.
ResponderEliminaraqui me tienes para decirte que has ganado una amiga
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu historia... Muy bien combinadas realidad y ficción... Tengo curiosidad por esa noche que pasaron juntos uno frente al otro, cual era la actitud de él frente a ella y la de ella frente a él, desde luego tuvo que ser muy personal para que se aventurase ella a proponerle una nueva escapada al día siguiente en pleno momento de crisis. Al final queda claro que prevalecía sobre todo para él, su rutina elegida por propia voluntad, su vida vacía de emoción y repleta de actividades, estadísticas, números y encuentros furtivos... Una pena... Por él...
ResponderEliminarSaqué 23!!
ResponderEliminarSaber aprovechar lo bueno en un momento crítico es cosa de sabios.
Para tenerlo en cuenta e ir aprendiendo.
(un problema)en su momento puede ser negro y sin alternativas pero la amistad y la ayuda de la buena siempre esta presente, el dinero con buenas y frescas ideas puede venir de nuevo un beso la despeinada.
ResponderEliminarFiuuuuu yo también necesito conseguir un amigo...jejeje!!!
ResponderEliminar;)
Muy bien llevado el relato, ademas de tener mucha actualidad, muy bien descripto la situación espero la segunda parte.
ResponderEliminarSalu2
Una historia muy buena con un final inesperado y una clara moraleja.
ResponderEliminarTe felicito.
Besos
Por aquello de que yo también soy una curiosa, he llegado hasta aquí y me ha gustado lo que he leído.
ResponderEliminarGracias por tu visita y darme la oportunidad de conocer tu blog.
Besos salados
Y sí, ganar un amigo no es fácil ni se da todos los días, es de agradecer.
ResponderEliminarOtro beso, salado por supuesto.