El templo de Bayón ( Angkor Thom )

Solía construir castillos en la arena, cuando era niño, pensando, ingenuo, que sus muros resistirían el embiste de las olas, y que la fortaleza sumergida, soñador, tras la marea alta, resurgiría como lo hacen los submarinos, relucientemente negros, al salir bajo el agua, impolutos y brillantes, preparados para surcar las aguas.

Disfrutaba al depositar lentamente, grano a grano, reflexivo, desde el sobre de azúcar hasta la crema del cappuccino, y me perdía en el tiempo, imaginando, como uno a uno se humedecían, y por su peso, viajaban al fondo de la taza hasta ser disueltos; azucarillos, como el mundo, girando.

Esas dos imágenes me vinieron a la mente cuando estuve por primera vez ante Bayón . Junto a Angkor Wat , es sin duda el templo principal de los existentes en ese paraíso que es Siem Reap, en Camboya. Construido a lo largo del S. XII, constituyen ambos el culmen de la arquitectura Khmer.

Bayón es un Templo - Montaña, constituido por 37 torres de piedra, a 3 niveles de altura, y cada una de ellas aparece finamente labrada por unos rostros, que miran hacia los cuatro puntos cardinales. Además de templo que recoge las creencias y principios del paraíso Budista ( El Monte Meru) , es un monumento astrológico.

No se sabe a ciencia cierta a quien representan estas caras, si bien a una divinidad budista, - Lokesvara - o, probablemente, es una caracterización divinizada del rey Jayavarman VII, responsable de la obra , pero, lo cierto es que, cuando caminas, no puedes por menos que rendirte ante esos rostros serenos, sonrientes, enigmáticos que, a pesar del tiempo, te siguen cautivando, escutrando cada uno de tus movimientos y leyendo tus pensamientos, en mi caso, a ratos, los castillos de arena y el café humeante con sus granos dulces depositados en el fondo de la taza, y otros tantos, simplemente disfrutando con la mente en blanco, gris, azul, verde, no sabría muy bien qué definir el color en el que estaba. En babia y colapsada.

Además Bayón cuenta con una larga serie de relieves, relativos a las andanzas del rey Jayavarman VII, que recorren los angostos pasillos y paredes que componen este templo. Son relieves ondulantes y sinuosos, apsaras con las que nadar y guerreros con los que batallar, y el tan sólo acariciarlos te transportaba a ese tiempo, te convertías en bailarina y soldado pétreo.

De los 11.000 relieves la mayoría son Budistas, si bien su sucesor se convirtió al Hinduismo, por lo que aparecen escenas de ambas religiones. Jayavarman VII murió de forma misteriosa por el año 1220 y con su muerte la civilización de Angkor entra en decadencia.

Inmortalizar lo Inmortal es como intentar capturar la Belleza sin un solo trazo; esfuerzo en vano. Yo seguiré con mis castillos de arena, mis azucarillos sumergibles y mis desvaríos varios, pero desde este verano tengo la certeza que pude acariciar el más sublime de los conceptos y sentirme siquiera esbozado.

Si queréis daros una vuelta por el complejo religioso más grande del mundo, os recomiendo estos dos enlaces.

http://www.canbypublications.com/siemreap/srtemples.htm

http://moleskinearquitectonico.blogspot.com/2008/11/templo-de-bayn-angkor-thom.html

Algún día volveré y reencontrame.